La muerte de uno de los padres es uno de los eventos más traumáticos que un niño puede experimentar en su vida. Se trata de un suceso que puede acarrear muchas consecuencias psicológicas graves a corto plazo. Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad de Aarhus (Dinamarca) sugiere que otra de las consecuencias no psicológicas a largo plazo, es un mayor riesgo de mortalidad al entrar en la edad adulta temprana.
Francisco Javier Fernandez
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