Ya hemos descubierto que los perros saben cómo nos sentimos debido al área de voz del cerebro, que funciona de forma similar al humano. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Emory (EEUU) ha descubierto que una zona del cerebro canino asociada a la recompensa responde de una forma más contundente a los olores de los seres humanos que les resultan familiares que a los olores de otros seres humanos.
Francisco Javier Fernandez
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